León y Theo: perdidos en el bosque

Érase una vez en un pequeño pueblo, vivía un niño llamado León y su fiel amigo Theo, un poodle juguetón. Un día soleado, León y Theo decidieron adentrarse en el bosque para explorar y jugar.

Mientras jugaban, León y Theo se adentraron cada vez más en el bosque, persiguiendo mariposas y escuchando el canto de los pájaros. De repente, se dieron cuenta de que se habían perdido. No sabían cómo regresar a casa.

En ese momento de confusión, una suave brisa sopló a su alrededor y una figura brillante apareció. Era el abuelo fallecido de León, con una sonrisa cálida. Explicó que siempre los cuidaba desde el más allá y que no debían temer. Les aseguró que los guiaría de vuelta a casa.

Mientras caminaban con el abuelo, les recordó la importancia de escuchar a quienes nos cuidan y aman. Les aconsejó que no se arriesgaran sin necesidad y que siempre estuviera en sus corazones. Con sus sabias palabras, León se sintió reconfortado.

Siguiendo las indicaciones del abuelo, León y Theo encontraron el camino de regreso a casa. Al llegar, contaron a Ricardo, el padre de León, cómo el abuelo los había ayudado. Ricardo escuchó con asombro y gratitud.

León compartió con su padre la historia de su encuentro con el abuelo en el bosque. Juntos recordaron momentos felices con el abuelo y cómo siempre los cuidaba. Se abrazaron con amor y gratitud.

Mientras observaban las estrellas en la noche, León señaló una estrella brillante y dijo: '¡Mira, papá, es el abuelo! Está sonriendo desde el cielo'. Ricardo sonrió con ternura, sabiendo que el abuelo siempre los cuidaría desde el más allá.

Desde ese día, León recordó el consejo del abuelo: no arriesgarse sin necesidad, escuchar a quienes nos aman y recordar que aquellos que amamos siguen viviendo en nuestros corazones. El abuelo, desde el cielo, sonreía al verlos seguros y felices.